«Pase sin llamar»

Como los cartelitos que ponen en algunas oficinas, te invito a recorrer el blog con toda libertad y a conocerme a través de mis reflexiones cotidianas a la luz de las enseñanzas de la Fe Bahá'í. ¿Tenés un ratito? Vení a relajarte y a leerme, café de por medio. Estaré esperando tus comentarios y reflexiones para conocernos un poco más.
La idea es que en el acto de compartir la luz propia a través de nuestras palabras y convicciones, nos enriquezcamos mutuamente y podamos brillar como verdaderos soles en el mundo de la creación.
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sábado, 6 de diciembre de 2008

Decir Adiós






El martes, a las dos en punto de la tarde, mi perro Terri falleció.

Como bahá'í, sé que hay algunas oraciones especiales que tienen un poder tremendo, así que recité algunas de ellas repetidamente. También sé que, además de las oraciones, está la Voluntad de Dios, y que todas las oraciones actúan de acuerdo a esta Voluntad. Como yo deseaba que Terri viviera, no quería recordar esto último. Pero más allá de mi voluntad, está la Voluntad de Dios.

Oré y oré, con mucha fe. Terri seguía vivo, pero su situación no mejoraba, y yo continuaba orando y orando. Le susurraba palabras de cariño y le pedía que aguantara un poquito, que esto ya iba a pasar. Sus ojitos me miraban, pero no me veían, ocupado como estaba en soportar el dolor.

Un día antes, en la madrugada, había comenzado a agitarse y a tomar mucha agua. Lo primero que pensé fue que estaba envenenado porque hasta hacía unas horas lo había visto tranquilo y sin el menor síntoma de enfermedad. Era la madrugada del lunes ocho de diciembre. Salimos a recorrer la ciudad en busca de un veterinario. Todos los números de emergencia parecían burlarse de mi desesperación: sonaban y sonaban sin que nadie levantara el tubo desde el otro lado. Recién pude conseguir un veterinario el lunes al mediodía. El ocho de diciembre es feriado nacional en honor a la Virgen del Valle. Terri no estaba envenenado, sino constipado, y de tanto hacer fuerza, había expulsado la mucosa hacia afuera. Necesitaba una operación urgentemente, y el único veterinario que podía operar estaba de festejo con motivo de la Virgen.

A primera hora del martes, el nuevo veterinario revisó a Terri y me anunció que no podría operarlo, a menos que la inflamación cediera. Le puso una inyección y recetó compresas de té frío cada dos horas. En esas estaba yo, dándole palabras de aliento al perrito que, según mi mamá, era mi hermanito y, según yo, era mi hijo, cuando, de repente, a las dos en punto de la tarde, entendí. No se trataba de mi voluntad o de mi deseo o de mis necesidades. Todo esto es acerca de Dios y de Su Voluntad, del plan particular que Él tiene para cada uno de nosotros en todos los aspectos de la vida. Me alejé a un lugar solitario dentro de la casa y le pedí a Dios que, si era Su voluntad llevarse consigo a Terri, que lo hiciera rápido para que no sufriera más, pero que no permitiera que él muriera solo.

Cuando regresé, Terri estaba acostado en el piso. El instinto lo había llevado a buscar un lugar fresco y oscuro. Me arrodillé junto a él y volví a orar a Dios, repitiendo mi pedido. Apenas terminé mi oración, "mi hijo", como solía llamarlo todos estos años, falleció. Su corazoncito no resistió y expiró, pero antes levantó la cabeza en señal de dolor y me vio junto a él. Esta vez me miró, y me vio y escuchó las palabras de cariño que le susurraba con delicadeza y sintió las caricias sobre su cabecita y cerró los ojos y se alejó de mí para siempre.

Luego todo fue un tumulto. Gritar, correr, llorar, buscar al veterinario, reanimar, reanimar, reanimar, resignarse. Y luego todo fue quietud otra vez.

En medio de toda esta pena, me doy cuenta de que me debo una lección sobre el desprendimiento: No todas las cosas van a salir como yo quiera, no puedo controlarlo todo, no soy tan poderoso ni tan sabio como quisiera. Pero sí puedo, si me esfuerzo, ser todo lo humilde que sea necesario para aceptar la Voluntad de Dios.

Si aprendo esta lección, el sufrimiento de mi Terri y su partida quizás puedan cobrar un poco de sentido.

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