«Pase sin llamar»

Como los cartelitos que ponen en algunas oficinas, te invito a recorrer el blog con toda libertad y a conocerme a través de mis reflexiones cotidianas a la luz de las enseñanzas de la Fe Bahá'í. ¿Tenés un ratito? Vení a relajarte y a leerme, café de por medio. Estaré esperando tus comentarios y reflexiones para conocernos un poco más.
La idea es que en el acto de compartir la luz propia a través de nuestras palabras y convicciones, nos enriquezcamos mutuamente y podamos brillar como verdaderos soles en el mundo de la creación.
¡Bienvenid@!
mon blog

sábado, 29 de marzo de 2008

Investigar + Practicar = Ser Mejor

Un hombre fue a una barbería a cortarse el cabello, y entabló una conversación con la persona que lo atendió. De pronto, tocaron el tema de Dios.
El barbero dijo:
_Yo no creo que Dios exista, como usted dice.
_¿Por qué dice usted eso? - pregunto el cliente.
_Es muy fácil, al salir a la calle uno se da cuenta de que Dios no existe. O dígame: ¿acaso si Dios existiera, habría tantos enfermos? ¿Habría niños abandonados? Si Dios existiera, no habría sufrimiento ni tanto dolor para la humanidad. No puedo pensar que exista un Dios que permita todas estas cosas.
El cliente se quedó pensando, y no quiso responder para evitar una discusión. Al terminar de cortarse el cabello, el cliente salió del negocio y vio a un hombre con la barba y el cabello largo.Entró de nuevo a la barbería y le dijo al barbero:
_¿Sabe una cosa? ¡Los barberos no existen!
_¿Cómo? Si aquí estoy yo.
_¡No...! -dijo el cliente- No existen, si existieran no habría personas con el pelo y la barba tan larga como la de ese hombre.
_Los barberos sí existen, es que esas personas no vienen hacia mí.
_¡Exacto! -dijo el cliente-. Ese es el punto: Dios sí existe, lo que pasa es que las personas no van hacia Él y no le buscan, por eso hay tanto dolor y miseria.
El cliente se fue y el barbero, que antes había aceptado muchas ideas por tradición, ahora se quedó pensando.

Muchas veces, actuamos del mismo modo que el barbero del cuento, aceptando ideas poco pensadas simplemente porque nos las enseñaron nuestros padres, la escuela o algunos seres queridos. Los humanos somos los únicos seres vivos que tenemos libre albeldrío y razonamiento profundo, sin importar el grado de instrucción recibida. Aceptar ideas ajenas sin pasarlas por el tamiz de nuestro propio razonamiento es desmerecer nuestras capacidades intelectuales y espirituales, es el acto de negarnos a nosotros mismos por no hacer valer nuestra doble naturaleza material y espiritual.

Uno de los principios fundamentales de la Fe Bahá'í es la libre investigación y aplicación de la verdad. Esto es un derecho humano básico, el motor que nos lleva a la prosperidad y el engrandecimiento colectivos. Este principio involucra las dos caras de una misma moneda, un derecho y una responsabilidad al mismo tiempo: el derecho a buscar, conocer, aprender, investigar por nosotros mismos y libres de toda presión e influencia no solicitada, y la responsabilidad de ser coherentes y poner en práctica aquéllo que por nosotros mismos descubrimos como una verdad. Así que mi intensión en esta oportunidad es dejarte pensando en las veces en que hemos caído en el facilismo y la engañosa comodidad de dejarnos llevar por lo que los demás dicen, y tratar de identificar situaciones para revertir este hábito vicioso en el que, dicho sea de paso, yo mismo he caído varias veces.

Y a propósito del cuento, para muchos la existencia de Dios es una cuestión resuelta, pero para otros es un tema pendiente. Desde mi humilde experiencia personal como ex-ateo que buscaba gatos negros inexistentes en un cuarto oscuro con los ojos vendados, puedo decir que lo referido a Dios no debe ser analizado solamente con nuestras capacidades intelectuales; falta prestar atención a nuestros sentidos espirituales, lo que se vuelve un gran desafío para muchos que todavía arrastran -a conciencia o sin saberlo- las limitaciones materialistas y positivistas que nos impuso la educación tradicional. Es uno de los desafíos más fuertes que muchos podamos enfrentar, pero es, con toda convicción, el desafío que más nos acercará a un nivel de conciencia superior y a una versión mejorada de nosotros mismos.

Les agradezco a dos Elizabeth, mi amiga de Perú y mi amiga de Bolivia, que me hicieron llegar el cuento por mail, y le agradezco a quien lo haya escrito, pues creó un excelente disparador para reflexionar sobre uno de los temas más discutidos de la humanidad.

Ya sea que esta entrada te haya gustado o no, coincida con tus ideas o no, dejame un comentario y vamos a charlar un rato. Dame la oportunidad de seguir ampliando mi verdad a través de vos.

jueves, 20 de marzo de 2008

Dos Regalitos de Año Nuevo

Es la noche del 20 de marzo. Durante todo el día de hoy, a medida que iba oscureciendo en diferentes partes del mundo, los Bahá'ís fueron finalizando su ayuno de diecinueve días para recibir el año nuevo Bahá'í.

Hoy estuve todo el día pensando en esto del poder de la unidad. Al rededor de siete millones de personas, de orígenes culturales y raciales muy diversos, están unidas en una celebración de significados espirituales, lo que demuestra que más allá de las diferencias que se ven en la superficie de la raza humana, ésta es una sola e integrada por fuertes lazos espirituales. Si aprendemos a usar estas cualidades de unidad y unicidad, podremos lograr un verdadero progreso en todas las esfera de la vida. Y así, simples átomos como somos en este universo infinito, podremos experimentar la grandeza de convertirnos cada uno en soles que irradien una luz y un calor de naturaleza divina. Los Bahá'ís sabemos que esto es posible ¡y lo estamos logrando!

Aquí les dejo dos regalitos, uno en inglés, al que se puede acceder haciendo clic AQUÍ y el otro en español, que se puede ver abajo. Se trata del Más Grande Nombre dentro de una estrella de nueve puntas, símbolo de la Fe Bahá'í.

domingo, 16 de marzo de 2008

¿Qué Es La Fe Bahá'í?*

Entrada al Santuario del Báb, en Tierra Santa,
epicentro administrativo y espiritual de la Fe Bahá'í.


La Fe Bahá'í es una religión mundial cuyo propósito es unir a todas las razas y pueblos en una Causa Universal y en una Fe común. Los Bahá'ís son los seguidores de Bahá'u'lláh, y creen que Él es el Prometido de Todas las Épocas. Como es sabido, las tradiciones de casi todos los pueblos contienen la promesa de un futuro en el cual la paz y armonía serán establecidas en la tierra y la humanidad vivirá en prosperidad. Creemos que la hora prometida ha llegado y que Bahá'u'lláh es el Gran Personaje cuyas Enseñanzas permitirán que la humanidad construya un nuevo mundo. En uno de sus escritos Bahá'u'lláh dice:

«Lo que el Señor ha ordenado como el supremo remedio y el más poderoso instrumento para la curación del mundo entero es la unión de todos los pueblos en una Causa Universal, en una Fe común.»
Una de las enseñanzas que nos dejó Bahá'u'lláh es sobre Dios y nuestra relación con Él. Bahá'u'lláh nos enseña que Dios es incognoscible en Su Esencia. Esto quiere decir que no debemos hacer imágenes mentales de Dios, pensando en Él, por ejemplo, como si fuera un hombre. En términos generales, lo que ha sido creado no puede comprender a su creador. Por ejemplo, una mesa no puede entender la naturaleza del carpintero que la construyó. La existencia del carpintero es completamente incomprensible para los objetos que construye.

Dios es el Creador de todas las cosas. Él ha hecho los cielos y la tierra, con sus montañas y valles, sus desiertos y sus mares, sus praderas y sus árboles. Dios ha creado a los animales y Dios ha creado al ser humano. La razón tras nuestra creación, nos dice Bahá'u'lláh, es el amor. Él dice así:

«¡Oh Hijo del Hombre! Amé tu creación por eso te creé. Por tanto, ámame para que mencione tu nombre y llene tu alma con el espíritu de vida.»
Entonces, aunque la existencia de Dios está más allá de nuestra comprensión, Su amor toca nuestras vidas y nuestros seres incesantemente. La forma por medio de la cual Su amor fluye hacia nosotros es Su Eterno Convenio. De acuerdo con Su Etenerno Convenio, Dios nunca nos deja solos y sin guía. Cuando la humanidad se aleja de Él y olvida Sus Enseñanzas, la Manifestación de Dios aparece y nos da a conocer Su Voluntad y Propósito.

La palabra "manifestar" significa revelar, traer a la luz algo que no se conocía antes. Las Manifestaciones de Dios son esos Seres especiales quienes revelan a la humanidad la Palabra y la Voluntad de Dios, entonces, cuando les escuchamos, estamos respondiendo al Llamado de Dios.

Hay un ejemplo en el mundo físico que nos ayuda a comprender el concepto de "Manifestación" como lo enseña Bahá'u'lláh. En este mundo, el sol es la fuente de todo el calor y la luz, sin los cuales no existiría la vida sobre el planeta. Sin embargo, el sol no desciende a la tierra y si tratáramos de acercarnos a él nos consumiría totalmente.

Pero supongamos que tomamos un espejo bien pulido y lo apuntamos hacia el sol. En él veremos la imagen del sol, y cuanto mejor pulido esté el espejo, más perfecta será la imagen que refleje. Las Manifestaciones de Dios son como Espejos perfectos que reflejan la Luz de Dios en todo su Esplendor. Y todos estos Espejos reflejan la misma Luz. Mientras que Dios está fuera de nuestro alcance, estos Seres perfectos llegan a nosotros de tiempo en tiempo, viven entre nosotros, nos dan guía y nos llenan de la energía que necesitamos para progresar, material y espiritualmente.

Muchas personas, entre ellas seguramente vos, son afortunadas de haber sido criadas de acuerdo con las Enseñanzas enviadas por Dios a la humanidad hace unos dos mil años por medio de Su Manfiestación, Cristo, cuya estación es la de Hijo de Dios. Ahora vos podés recibir las Enseñanzas de una nueva Manifestación, Bahá'u'lláh, cuyo título significa la Gloria de Dios. Las Enseñanzas de Bahá'u'lláh están en perfecta armonía con las Enseñanzas de Cristo, pero responden a la condición en que se encuentra la humanidad hoy día. Si pensás un momento en la condición crítica de la humanidad, estoy seguro que estarás de acuerdo en que el momento es apropiado para que haya aparecido una nueva Manfiestación de Dios. Permitime compartir un pasaje de los Escritos de Bahá'u'lláh que habla sobre el Día en que vivimos:

«Este es el Día en que los más excelentes favores de Dios han sido derramados sobre los hombres, Día en que Su poderosísima gracia ha sido infundida en todas las cosas creadas. Incumbe a todos los pueblos del mundo reconciliar sus diferencias y, con perfecta unidad y paz, morar bajo la sombra del Árbol de Su cuidado y amorosa bondad.»
Tal vez quieras preguntar algo sobre la Fe Bahá'í o sobre esta primera enseñanza de Bahá'u'lláh, acerca de Dios y nuestra relación con él. Si es así, dejame tu comentario y estaré feliz de que podamos iniciar un diálogo sobre lo que he presentado aquí.

¿Qué pensás de lo que he dicho hasta ahora?


* Presentación adaptada de Libro 6. Enseñemos la Causa, un curso sobre la vida espiritual y sus grandiosas implicaciones, ofrecido por las comunidades Bahá'ís de todo el mundo.

miércoles, 12 de marzo de 2008

00:00:01

Anoche pasé un rato muy agradable con un nuevo amigo, y entre pizzas y gaseosa, hablamos de muchas cosas. Uno de los temas que tocamos fue la religión y la experiencia que este amigo tuvo con una en particular. La charla, por demás rica e iluminadora, me hizo pensar luego en la relación que hay entre ciencia y religión.

Tradicionalmente, se ha concebido a la ciencia y la religión como dos elementos escindidos y hasta enfrentados. Esta supuesta división, considerada durante muchas generaciones como una verdad establecida, desde hace varios años está siendo cuestionada y, gracias a Dios, superada, al revisar la historia de Occidente con nuevos ojos.

Durante la Edad Media, la Iglesia concentró el conocimiento, lo que le permitió erigirse como fuente de la verdad y, por tanto, como fuente de guía social. Cualquier problema era estudiado a la luz de las enseñanzas dejadas por Aristóteles y la Biblia. Por supuesto, las coyunturas surgidas en la Edad Media generaban problemas y cuestionamientos que ni Aristóteles ni la Biblia los habían considerado, algo comprensible si se toma en cuenta que tanto el libro sagrado como las enseñanzas del filósofo habían aparecido varios siglos atrás y para culturas diferentes a las de la Europa medieval.

Pero el monopolio de la verdad que ostentaba la Iglesia en la Edad Media la llevó a cometer varios excesos que quedaron registrados en la historia de la humanidad. La venta de perdones por adelantado, el mantenimiento de grandes masas en el analfabetismo y la ignorancia, el abuso de poder, la violencia y crueldad del Santo Oficio -el brazo más cruel que ha tenido el catolicismo- entre otros excesos, unidos a la invención de la imprenta y a un nuevo despertar espiritual que se manifestó en las artes y las ciencias, fueron factores importantes que determinaron el alejamiento de la religión, considerada ahora una fuente de dogmas y creencias ingenuas, y el consecuente acercamiento a la ciencia, que comenzaba a florecer y a manifestarse en diversos campos.

Con el paso de los años, la ciencia fue ganando toda la confianza que la religión perdía, acreditándose el sello de ser la verdadera fuente de conocimiento y progreso. No tardó la ciencia en mostrar sus limitaciones, pues había terrenos de la vida humana en los que los instrumentos científicos eran insuficientes e inútiles. Optó entonces por desdeñar y marginar estos aspectos que reclamaban atención. La ciencia podía explicar el origen fisiológico de una lágrima, pero no la realidad del amor o de la pena; podía determinar causas y modos de un deceso, pero no qué pasaba con la vida después de la muerte, podía describir leyes de convivencia, pero no la realidad espiritual del hombre.

Así, la humanidad osciló entre un extremo y otro, en busca del progreso. No puede decirse, sin embargo, que fueron éstos años perdidos. Los tropiezos que hemos tenido como humanidad, los errores que hemos cometido han sido pasos dados durante la etapa de adolescencia colectiva. La humanidad está dándose cuenta de que pendular entre un extremo y otro no es el camino que llevará al progreso. Más bien, cada vez son más las personas que participan en este nuevo despertar de la conciencia y pueden ver que la ciencia y la religión son las dos fuentes de conocimiento y progreso, ambas legítimas y complementarias, con que cuenta la humanidad. Este nuevo despertar está marcando la entrada del conjunto humano en su etapa de madurez colectiva.

Comienza una nueva hora para la humanidad y es responsabilidad de cada uno preguntarse de qué lado está: si se ha de permanecer y morir en los últimos minutos del pasado o si se ha de entrar a la nueva hora, al nuevo Día de la madurez humana desde su primer minuto. Y en este asunto no hay tiempo que perder. La hora cero ya ha comenzado.

domingo, 9 de marzo de 2008

La Otra Mitad

Dice 'Abdu'l-Bahá:

Y entre las enseñanzas de Bahá'u'lláh está la igualdad de las mujeres y los hombres. El mundo de la humanidad tiene dos alas: una es la mujer y la otra es el hombre. Hasta que ambas alas no se hayan desarrollado igualmente, el pájaro no podrá volar. Si un ala fuera débil el vuelo es imposible. Hasta que el mundo de la mujer no llegue a ser igual al mundo del hombre en la adquisición de virtudes y perfecciones, no se podrá alcanzar el éxito y la prosperidad como debiera ser.

En todas las religiones existe la figura de una mujer cuyo carácter es fuente de inspiración para los feligreses de todas las generaciones. El cristianismo, por ejemplo, cuenta con María, la madre de Jesús, y con María Magdalena; el Islam tiene a Fátimih, la hija del Profeta. En la Fe Bahá'í también hay varias mujeres cuyos esfuerzos, sacrificio, carácter, devoción y amor a Dios las posicionan en lugares de honor y relieve.

Hoy es el Día Internacional de la Mujer, y quisiera celebrar este día recordando a una de las mujeres que fue precursora del principio de igualdad de derechos y responsabilidades para el hombre y la mujer, alguien que, en un contexto cultural de machismo y opresión, arriesgó su vida para conferir a la mujer el lugar que merece en la humanidad. Ella es Tahirih, una poetisa y erudita Bábí de deslumbrante conocimiento y sabiduría que vivió y murió en Persia, lo que hoy es Irán, en el siglo XIX. Tahirih defendió los derechos de la mujer en un lugar y en un momento en el que los movimientos de liberación femenina eran impensables. Arriesgó su vida por sus principios y con una visión espiritual y certera, desafió la estrechez de mente de la época. Su iluminación venía de las enseñanzas religiosas del Báb, el Precursor de Bahá'u'lláh, y su fe, coraje y determinación en trabajar por el progreso de la mujer le costaron la vida y le valieron el título de mártir.

«Los Rompedores del Alba», un libro que recoge la historia Bábí, narra a través de la voz de una de sus amigas las condiciones de su martirio y recuerda de la siguiente manera a esta noble alma, a quienes los hombres y las mujeres de la época actual le debemos tanto, aún sin saberlo:

«Al contemplar sus bienes terrenales, medité sobre las circunstancias de su vida llena de acontecimientos, y recordé, maravillada, su intrépido coraje, su celo, su alto sentido del deber y su inquebrantable devoción. Recordé sus dotes literarias, y pensé en los encarcelamientos, la vegüenza y la calumnia que había tenido que afrontar con fortaleza tal como ninguna otra mujer en su país podía manifestar. Me imaginé aquel rostro atrayente que, desgraciadamente, se encontraba ahora sepultado bajo una masa de tierra y piedras. El recuerdo de su apasionada elocuencia enardeció mi corazón, mientras repetía para mí las palabras que con tanta frecuencia habían caído de sus labios. La consciencia de la vastedad de sus conocimiento y su dominio de las Sagradas escrituras del Islam, pasó por mi mente con rapidez desconcertante. Sobre todo, su apasionada lealtad a la Fe que había abrazado, su fervor al defender su causa, los servicios que le rindió, los sufrimientos y tribulaciones que había padecido por su causa, el ejemplo que había dado a sus seguidores, el ímpetu que había dado a su difusión, el nombre que se había conquistado en el corazón de sus compatriotas, todo esto lo recordé mientras permanecí de pie al lado de su cofre, pensando qué podría haber inducido a esta mujer tan grande a abandonar todas las riquezas y honores con que había estado rodeada y abrazar la causa de un joven desconocido de Shíráz. ¿Cuál sería el secreto, pensé, del poder que la arrancó de su hogar y de sus familiares, que la sostuvo durante su tormentosa carrera y que finalmente la llevó al sepulcro? ¿Podría ser esa fuerza, pensé, de Dios? ¿Sería acaso que la mano del Omnipotente había guiado sus pasos por la ruta, llena de peligros, de su vida?»
Así como Tahirih entregó su vida por una Causa universal que apenas estaba en sus albores, le siguieron muchas otras mujeres que viajaron por el mundo y soportaron aflicciones, incomodidades y peligros con el fin de mejorar la condición de la mujer en la tierra. Son muchas y cada una brilla con luz propia; cada una dejó el mundo mejor de lo que lo encontró cuando llegó a él. Ellas, como heroínas anónimas, buscaron y buscan el progreso de la humanidad. Con un sentimiento de unidad hacia los hombres, se convierten en las alas que permiten al pájaro de la humanidad remontarse a sus alturas de progreso. A todas ellas, las que están y las que ya partieron, a mi madre, mi héroe personal, va mi reconocimiento y tributo.

viernes, 7 de marzo de 2008

Un regalito


Bahá'u'lláh, la Manifestación de Dios para esta época, dice que la oración obligatoria es la luna en el cielo de la religión, y el ayuno es su sol. Pensemos un momento en la potencia y el poder de este "sol", que tan solo diecinueve días de ayuno, alcanzan para alumbrar la vida espiritual de todo el año.

En este mismo momento, hay millones y millones de personas en todo el universo, simpatizantes de la Fe Bahá'í y, principalmente los miembros de ella, que están dejándose alumbrar por los rayos radiantes y revivificadores del ayuno bahá'í. A ellos les obsequio la siguiente postal creada por SerUnZaje, un círculo de estudio de Buenos Aires que compartía diariamente pasajes de los escritos bahá'ís con gentes de todo el mundo y en tres idiomas. Aquí, una cita alusiva al ayuno.




Deseo de todo corazón que este sol de fuerza y poder derrame sus rayos poderosos sobre todos nosotros y nos anime a levantarnos y servir a la humanidad con total desprendimiento de todo, salvo de Dios.


domingo, 2 de marzo de 2008

El Ayuno Bahá'í

Desde el 26 de febrero hasta el 1 de marzo, los Bahá'ís estuvimos dedicados al obsequio de regalos, al servicio y a la hospitalidad. Esos días son conocidos como los Ayyám-i-Há, es decir, los Días Intercalares. Ahora, los Bahá'ís de todo el mundo estamos entrando al período de ayuno. Se trata de diecinueve días en los que más de cinco millones de personas de todas las culturas y de todos los países del mundo, unidas por la fuerza de una religión universal, se centran en la meditación, la oración y los reajustes necesarios que deben hacer en sus vidas, a fin de disfrutarlas más plenamente y mantenerlas en armonía con Dios. Al finalizar el ayuno, en la víspera del 21 de marzo, los Bahá'ís de todo el mundo festejaremos Naw-Rúz, el Año Nuevo Bahá'í.

El ayuno bahá'í consiste en abstenerse de comer y beber desde la salida hasta la puesta del sol, de modo que los Bahá'ís que estamos ayunando nos levantamos temprano, nos alimentamos bien y recibimos el día ofreciendo oraciones y meditando sobre los escritos sagrados. Durante el resto del día cumplimos con nuestras obligaciones y nos enfocamos en desarrollar más nuestra vida espiritual, algo que también hacemos el resto del año, pero que en estos diecinueve días, por ser días de ayuno ordenado por Dios, guardan una significación y un poder mayores. Al ponerse el sol, rompemos el ayuno con una comida, a gusto de cada cual.

Este ayuno es, en realidad, un símbolo y un recordatorio: la idea es privarse por unas horas del alimento físico y llenar el alma con el alimento espiritual; la idea es recordar que, así como nos privamos de la comida, debemos privarnos también de los deseos de la carne; la idea es tener presente que a nuestro alrededor hay gente que sufre el año entero la falta de alimento, y que nosotros podemos hacer algo para aliviar su sufrimiento.

El ayuno bahá'í es vivido de un modo muy especial por quienes lo hacen. Sé de personas que, sin necesidad de ser Bahá'ís, lo practican porque encuentran que les trae beneficios físicos y espirituales. Es que no es poca cosa que, al mismo tiempo, en todo el planeta, cinco millones de personas estén íntimamente comprometidas con una práctica ordenada por Dios. Necesariamente, esta unidad de acción genera una energía espiritual que envuelve al mundo y se siente en el corazón de quienes están ayunando.

De modo que mañana comienza el primer día de mi décimo año de ayuno. Me siento agradecido a Dios por ser parte de esta familia que no conoce fronteras ni prejuicios y pienso que, aunque queda una enorme masa de la población mundial caminando en la oscuridad de la ignorancia y hundiéndose en las arenas movedizas del fanatismo, hay sin embargo una energía espiritual que libera el proceso mismo del ayuno que se potencia por el esfuerzo diario de cada persona por ser lo mejor de sí mismo. Pienso que, mientras hay personas y gobiernos alentando las guerras, el hambre y la corrupción, hay también una nueva raza de hombres y mujeres que son "como las olas de un solo mar", y que su unidad está encendiendo los corazones de sus pares y uniéndolos en su Causa de amor.

Sé que cuantas más personas ofrezcamos de corazón este ayuno renovador -que, en definitiva, es un regalo de Dios para nuestro crecimiento espiritual-, más luz arderá en el mundo y menos sufrimiento habrá en él. Sé que este ayuno será muy beneficioso para mí como cada año lo ha sido. En estos días, me gusta pensar que no estoy solo, que en todo el mundo, en todas las ciudades, hay alguien que está encendiendo la mecha de la unidad con su propio ayuno. En todas las naciones hay corazones ardiendo como antorchas, hay seres humanos incendiándose en el fuego del amor a Dios. Y eso me da esperanzas. ¿A vos no?

«Si es tu deseo,
hazme crecer como la tierna hierba
en los prados de tu gracia
para que las suaves brisas de Tu voluntad
me conmuevan y me inclinen
en conformidad con Tu agrado.»
- Bahá'u'lláh -
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