«Pase sin llamar»

Como los cartelitos que ponen en algunas oficinas, te invito a recorrer el blog con toda libertad y a conocerme a través de mis reflexiones cotidianas a la luz de las enseñanzas de la Fe Bahá'í. ¿Tenés un ratito? Vení a relajarte y a leerme, café de por medio. Estaré esperando tus comentarios y reflexiones para conocernos un poco más.
La idea es que en el acto de compartir la luz propia a través de nuestras palabras y convicciones, nos enriquezcamos mutuamente y podamos brillar como verdaderos soles en el mundo de la creación.
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jueves, 29 de diciembre de 2011

Blanco y Negro y En El Medio, Una Felicidad Gris




Estos últimos días me está pasando de todo. Me reparto entre lo lindo y lo feo, tratando de inclinarme hacia la mitad positiva pero con bastante esfuerzo porque la otra mitad, al ser de la misma medida e intensidad, tira con fuerza.

Desde hace tiempo que tengo ganas de compartir mi departamento con algún amigo con el doble propósito de compartir momentos y ganar compañía. Se me cumplió el deseo con quien menos imaginé y todo va viento en popa, no me puedo quejar. Claudio (obviamente, no es su nombre verdadero) se vino a vivir conmigo de un rato para otro. En la mañana estábamos conversando por mensajes de texto y al mediodía ya estaba instalándose en mi casa así como si nada. Llegó con su moto y su mochila y a la media hora parecía que ya estaba viviendo en casa desde siempre. Como plus, hace pocos días llegó mi sobrino y también se instaló en mi casa, así que el deseo de estar acompañado se me hizo realidad después de todo, y con creces.

Por otro lado, mi bolsillo anda pidiendo auxilio. El sueldo atrasado de un proyecto en el que participé se hace rogar y no aparece todavía. No sé si por burocracia, corrupción o una diabólica combinación de ambas, el sueldo se atrasa y mi desesperación aumenta. Yo ya tenía todo planeado: el viernes me iría a Orán a despedir el año con dos buenas amigas que tengo allá, el sábado regresaría a recibir el año nuevo en una fiesta privada con piscina y todo, y al otro día, el primer día del 2012, descansaría en la pileta toda la tarde recobrando fuerzas para salir en la noche. Pero hoy recibí una noticia confusa. El dinero de mi sueldo está, pero no está. Es decir, está en algún lado del tortuoso camino de la burocracia política, menos en lugar donde debería estar: en mi bolsillo. Así que el deseo de recibir el año nuevo con todo parece que se va a postergar un poco, trescientos sesenta y cinco días para ser exacto, a no ser que esta vida –que cada vez se me parece más a una novela venezolana que a una comedia romántica– dé un giro de último momento y yo reciba una buena noticia antes del viernes.

Para equilibrar un poco la balanza, Cupido me sonríe. Dicen que apenas Yanina me vio, le gusté mucho. Hay dos explicaciones posibles para eso: la primera que se me ocurre es que yo estaba lejos, llevaba puesta una gorra, era de noche y no había mucha luz donde yo estaba. La segunda es más creíble: soy lindo. No hay nada que hacer, me quedo con la segunda explicación, es más realista. El caso es que Yanina pidió mi número pero no se animaba a mandar el primer mensaje. Ataque de machismo que tienen las chicas a último momento. Como aparte de lindo y humilde soy caballero, tuve que despachar el primer mensaje yo. El segundo y todos los que le siguieron fluyeron como el agua, para alegría nuestra y enriquecimiento de la compañía telefónica. Por una razón u otra (todas ellas razones negras, por supuesto), Yanina y yo no podemos encontrarnos aún. Dios sabrá por qué hace las cosas. Acaso de encontrarnos, provocaríamos un incendio que haría arder el mundo y la humanidad no llegaría a verle ni la pestaña al 2012 por culpa nuestra. Mejor así, tiempo al tiempo que quiero comprobarles a todos los malinformados que el 12 de diciembre de 2012 va a hacer mucho calor por estos lados, pero la tierra no se va a partir en dos.

Lo último que me pasó hoy fue negro, y así termina este día lamentablemente. Tengo un amigo con el que no venimos bien desde hace tiempo (así que no sé si está bien decir que aun lo “tengo”). Yo llegué a quererlo mucho y terminé viendo en él al hermano que siempre quise y nunca tuve. De semejante calidad y así de grande eras (¿es?) mi cariño por él. Algún día escribiré sobre Juan Esteban, ahora basta con decir lo que sigue. Me di cuenta que cuando estoy bien con él me sale el Juanes espontáneamente, pero cuando me enoja me sale un Juan a secas, también espontáneamente. Ahora no solo estoy enojado, también estoy dolido y decepcionado. A pesar de saber que detesto la mentira, Juan eligió mentirme. Hace unos días, sucedió una tontería que amenazó con terminar toda la relación. Me hizo caminar de plaza en plaza por toda la ciudad en un calor insoportable, buscándolo. Al notar mi enojo por teléfono, ni siquiera se molestó en pedir disculpas sino que mantuvo una postura tonta que insultaba toda inteligencia con la más ridícula de las excusas (léase mentiras). Me sentí estúpido e insultado. Sentí bronca de que me refregara en la cara que semejante cariño, admiración y respeto de mi parte no eran mutuos en absoluto de parte suya. Lleno de ira y decepción, eliminé su número de mi agenda telefónica –algo simbólico y contundente para mí– y apenas tuve acceso a internet, cerré mi cuenta en Facebook con la idea de que quien no me respeta no merece saber nada de mí. Desde entonces el contacto y la comunicación son mínimos. Hace un rato estuvo en mi casa y tuvimos unos minutos a solas. La indiferencia y la distancia que sentí de su parte me hicieron reflexionar y caer en la cuenta de que nos estamos perdiendo. Por supuesto, no me gusta la idea, pero siento que hice de todo para acercarme y acercarlo pero él no quiere. Cuando Juanes se fue, me quedé pensando en cómo irá a terminar todo esto. Estoy a punto de abandonar el único espacio en el que tenemos contacto, y de ser así no nos veremos más, así que veré cómo van las cosas hasta la medianoche del 31 de diciembre. Como este jueves le toca viajar no nos vamos a ver, de modo que si no se comunica conmigo hasta la medianoche, esta amistad, que podría haber sido grandiosa, terminará el sábado cuando el 2011 muera. De contactarse, voy a tomarlo como la señal de parte de Dios de que junto con el 2012, nuestra amistad tiene que renacer y haremos borrón y cuenta nueva… ¿Qué pasará de hoy en adelante? No lo sé. Blanco o negro, Dios va a enviar una señal que voy a obedecer.

Mientras tanto y en el medio, una felicidad gris predomina en mi vida. Trato de aferrarme a la parte blanca y luminosa de mi existencia, pero a veces no puedo conmigo mismo. Lo sigo intentando porque cuando mire hacia atrás quiero tener la tranquilidad de que, más allá del resultado, hice todo lo posible en todos los aspectos para terminar bien lo que queda de este año.

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